miércoles, mayo 26


Sin escuela.
Un cielo azul, muy azul, me despierta a las siete y media. La almohada duerme a mi lado derecho, y yo me acurruco en ella mientras mis ojos se despegan del sueño. Estiro los brazos, me revuelvo el pelo, me abrazo las rodillas...vaya... la última cicatriz ya está curada. Me caí hace un mes y es que, cuando tiro fotografías, nunca sé dónde pongo los pies. Le doy a play y Cesaria Evora abre mis oídos y entona mi garganta. Me levanto; abro la puerta del patio (me gusta llamarlo patio: ayer planté en él la tienda de campaña para mis noches de verano); un olor penetrante a flor de naranjo (de dónde vendrá?) me abre los poros y en ese instante un frío alegre me recorre la espalda. Regreso a la cama; me envuelvo en la sábana. Una hora... Me pongo las gafas; cojo el libro y, por si acaso, dejo cerca mi cuaderno de tapas azules y el pilot negro. Mi habitación se llena de azul y de una cadencia antigua, marinera, pirata... Miss Perfumado... Sonrío. Recuerdo aquel primer día sin escuela, aquel primer día del verano.

9 comentarios:

  1. Jo... yo en el fondo lo odiaba porque me quedaba sola. (perdón por el recuerdo)
    ¡Qué suerte poder plantar una tienda en el "patio"!

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  2. Cesaria Évora, la diva de los pies descalzos... caboverdiana maravillosa. Y el color azul, el de los sueños.

    Abracitos salinos

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  3. Los primeros días de verano son los mejores.
    Me ha gustado el tuyo.
    Un beso

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  4. Las cicatrices... desaparecen... y nunca jamás vulven... ¿por qué mirarlas entonces?

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  5. No desaparecen, Andrea, además es mejor que no desaparezcan. Restañan pero, cuando cambia el tiempo, algunas vuelven a doler. No pasa nada. Forman parte de nuestra mochila.
    Es verdad, Exitus, el sueño fue sereno, el cielo lo estaba, y el poema que escribí se llenó de serenidad.
    Hipérica, y eso que aún no estamos en verano. Me gustan las noches de verano.
    Querida Lena, compartimos música, Cesaria y Zenet, y también colores. Azul.
    Alson, la tienda en el patio es para ver estrellas, las estrellas del verano antes del sueño.
    Gracias. Un beso a todas.

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  6. Los despertares así son perfectos.
    Nefer

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  7. Pues yo, que siempre viví tan lejos del mar, los primeros días sin escuela volvía a leer La Isla del Tesoro año tras año fíjate. Creo que me aprendía fragmentos de memoria y todo.
    ¿ Por qué me daría por ahí?.... no sé. Me has hecho recordarlo ahora, Pirata. Estoy oliendo las manzanas del barril en el que se escondía Jim...

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  8. No están nada mal, Nefer. Nada mal.
    Si has podido oler las manzanas del barril, doy por bien empleado el recuerdo. Por cierto, Lenteja, los mimitos y arrumacos que me enviaste me vinieron muy bien. Señora, sabe usted apapachar muy bien.
    Gracias a las dos.

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