lunes, febrero 1

Julia se había pasado la tarde hurgando entre las viejas cajas. Había aprendido que los cuadernos y las cajas crecen proporcionalmente a los años. Se llenan de polvo y pierden las pastas, las grapas y las flores secas igual que en su momento perdimos las canicas, "El doctor Hazo" o las rodillas con mercromina. Vaya, ¿y esta foto? Pues desde luego traspapelada, piensa mientras la rescata de la caja de la universidad: "De cuando era vecina de Platón". Y sonríe. Julia y sus títulos. Nadie más vió esa sonrisa: cuántos actos íntimos se quedan colgados, solitarios en el espacio insípido y traslúcido que nos rodea¡

Mira la foto. Era ella misma con ¿dos años? Su madre siempre le había contado que era una niña arisca, "asocial como ahora, hija, si desde pequeñita pintabas lo que eres". El caso es que la habían llevado a Estudio Prieto para "tener una fotografía en condiciones" y como era de esperar la niña dió la nota. Julia la observa ( bueno, mejor se observa) con perspectiva, desde lejos, como si mirara las líneas de su mano: desde luego no parece muy alegre; sentadita en el borde de unos de esos silloncitos de plástico trenzado (casi todos rojos y verdes) se le nota dispuesta a salir de allí pitando con los zapatos de charol, el abrigo rojo (era rojo, seguro) y esa "fuente" en la cabeza tan difícil de mantener. Tengo cara de no creerme nada, ummm ya entonces dudaba de las sonrisitas y de las verdades imposibles...Llama a papá, llama a papá. Pero para qué...de sobra sabía yo que no me iba a contestar. Prieto viendo que la niña no sonreía ni se estaba quietecita, sacó el teléfono (como último recurso: no estaba en el programa; la moda de retratar a los niños con cosas cotidianas llegó después. Prieto era un clásíco). Y ahí estaban la mamá y la tía "nena, llama a papá, dile papá, ven pronto". Pues no, lo más que consiguieron es que cogiera el teléfono y las mirara con cara de decirles de qué vais. Y además poniendo morritos.
Julia coge la foto y la guarda en la caja "Regaliz y Menta". Y allí se quedó.

3 comentarios:

  1. Oye, hemos coincidido a la hora de publicar tú en mi blog y yo en el tuyo. Un gusto.

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  2. Gracias por recordármelo. Echaba de menos algo y no me he dado cuenta hasta leerte. Las rodillas con mercromina... Mañana me compro un bote. Estoy segura que sus propiedades curativas incluyen a todo tipo de "pupas".

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